Los años fueron maravillosos, pero al final me tuve que ir. En Málaga tenían necesidad de mi presencia mis padres.
A veces he vuelto al valle pero hace muchos años que no he podido ir.
Me quedé solo arreglando los problemas que me salieron al paso, pero no me importó.
En el valle la naturaleza se vive totalmente salvaje, y por las noches las hadas del bosque confluyen.
Nadie está a salvo de su influencia, ni siquiera el mítico Ibón de Plan donde bailan las moras a la luz de la luna.
Yo soy hijo de la noche chistavina, la que asoma por el Valle de Chistau tejiendo vestidos de seda blanca.
Soy la brisa y el viento huracanado. La tormenta y el rayo.
Y he corrido por sus sendas solo, sin miedo, donde otros tienen miedo de recorrerlas.
Si quieres adquirir este libro, toca la portada.

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