Era un soñador de mundos. Un chaval con sueños caminando sobre los abismos que me impedían alcanzar mi destino. La gente se sorprendía de mi libertad total y veían en mí al enemigo imaginario que les quiere robar el confort de sus anodinas vidas. Pero yo seguí caminando sin mirar atrás sus almas imitando las formas de mi sino.
Lo
que en mi cabeza suena
Oigo
en mi cabeza mi existencia,
sonidos
que fluyen,
que
van y vienen,
que
se mueven y me mueven,
que
me hacen ser quien soy,
mis
características, las de mi voz,
las
de mi pensamiento,
otros
seres y voces
que
también soy y viven en mí,
entender
lo que
a
los amargados acompleja
cuando
no les quedan
conceptos
para hablar.
Somos
hijos de un sol,
de
algún sol que transgredió su luz,
envueltos
en la materia oscura
de
esos agujeros negros
que
todo lo absorben y lo arrastran
con
el poder de un sonoro
silencio
abismal.
Somos
hijos del Todo.
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