Tengo la mala suerte que cada vez que se pega un individuo con buenas intenciones, tarde o temprano me jode una relación con alguna bella muchacha que pase unos pocos días en el entorno de Maro. Los hay que son de esos que ni joden ni dejan joder y no es culpa mía que se sientan atraidos por mi hermoso magnetismo para cualquier cosa menos para lo que más me gusta a mí.
Tenía de amigo a un alemán que me contaba muchas historietas de estas que cuentan quienes alguna vez en la vida han pasado por prisión. Yo siempre he sido de estas personas que no me meto en la vida de nadie y me da igual lo que les haya ocurrido en su vida mientras no se metan en la mía o intenten transformarla.
Yo podría escribir un montón de libros sobre todo tipo de cabrones, mayormente de hombres casados o con novia, que en el momento que les hice sombra, no brillaron ni solteros, ni con novia ni casados, y la señorita que pretendían me la llevé yo sin muchos problemas.
Los hombres casados que suelen venir a la playa de Maro con amantes que las hacen pasar por su señora es de risa. Querer darme lecciones de estas cosas es como haber construido un cohete para ir a la Luna y tras despegar, aterrizar en la calle Pintada de Nerja creyendo que las guiris que caminan por ella son extraterrestes y Nerja la luna Europa porque el Balcón de Europa está al final de la vía.
Ir con amantes diciendo que es tu mujer es una puta verguenza. Se les tenía que caer la cara derritiéndose como la cera bajo el Sol de la playa de Maro o que algún bicho le coma los güebos en la playa La Caleta para que se les quite las ganas de tontear con las mujeres de otros. Los cabrones consentidos que cuando sus mujeres toman la alternativa les roban la libertad. Porque, ¿a quién le importa con quién me acuesto?. Que tiene que llamar maricones a los que como yo andamos por el mundo con plena libertad sin hacer mal a nadie.
Mira que hay cabrones en el mundo que la noche anterior había hecho el amor hasta dos veces con una linda muchacha suiza. La primera vez lo hice dentro de mi tienda de campaña, pero hacía tanto calor que la hice salir fuera a la entrada de mi tienda de campaña porque entre el calor y sus resoplidos dando en mi cara me asfixiaba.
Por la mañana, el cabrón de turno, acompañado por dos amigos más, casi me increpó porque hice lo que me pedía mi niña y dejé toda mi simiente dentro de ella por dos veces. ¿Dónde estaría oculto el individuo que me dijo en toda la cara que no tenía que hacerlo dentro de ella y que aprendiese a sacarla?.
¡Me quedé estupefacto con semejante cabrón!. "Yo lo echo donde me da la gana", le dije. Y el tío encima se sorprendió de mi contundente respuesta. Hubo una discusión en el merendero de mi amigo El Tripa, el dueño, que no creo que el hombre estuviese en esos momentos atento al tema porque era mediodía y tenía la barra del bar hasta los topes.
Al final pasé olímpicamente de aquel individuo y sus amigos que me tomaban por gilipollas y aquella noche cuando mi niña suiza y yo volvimos muy de madrugada de la discoteca Oasis, íbamos bebidos hasta los topes y habíamos bailado casi en exclusiva, para nosotros solos que nos ponia el disc jockey, casi toda la música de los Rollings Stones que le gustaba a ella, y en vez de empezar mi festival de cortejos dentro de mi tienda de campaña lo hice fuera, y por dos veces. Lo que pasa que mi niña suiza, por alguna rara razón, le dio por decirme que iba a tener un hijo mío, y me dejó bloqueado.
Por la mañana, con mucha resaca, se lo comenté a un amigo mío de la playa que siendo una década más mayor que yo era para que me hubiese dejado claro qué significaba aquello que me pedía mi niña suiza. Pero como ya he expresado al principio de esta historia, a mi alrededor no hay más que cabrones y gente resentida que se pasean por la playa haciendo creer que son libres y están más pillados que un pájaro en una jaula.
Como necesitaba pensar y el puto amigo me puso peor diciéndome cosas sin sentido, recogí mi mochila y todas mis cosas y me marché de la playa trastornado por los nervios dejando a mi chica suiza allí. Me fui a mi casa y estuve quince días pensando. Tras esos quince días volví a la playa y mi amigo todavía estaba allí pero mi chica suiza y nuestros amigos no. Entonces le comenté si acaso ella no le había dejado la dirección. Ahí por el rabillo del ojo se me escapaba el individuo.
Creo muy posible que ella le dejara a él su dirección. Y creo mucho más posible que el individuo la rompió, la tiró o se deshizo de lo que ella posiblemente me escribió, algunas palabras, alguna conexión, para conectar. ¿Comprendéis ahora lo que es un cabrón?.
He aquí la versión de otro verdadero canalla. Así toda la vida incluyendo familia mía. Gente que va dando lecciones y son de lo peor. Bueno pues que no me pregunten por qué me volví frío y equidistante porque cuando me pasaban cosas así solía irme al camping de Sevilla, al de Córdoba, al de Granada o al de Almería para pensar, y os aseguro que a mí nunca en la vida me ayudaron a salvar una situación.
¡Somos pocos hombres y muchos cabrones!.

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