En un día de abril que me miraste,
describiendo con tus palabras
la libertad de mis versos hoy,
que en el ayer que ahora es el pasado,
mis labios hubiesen sido silenciados,
fusilados a escondidas entre las malezas,
o dejados pudrir en cualquier celda,
sin nombre, sin flores y sin macetas.
En un día de abril que de cariño,
me llenes la vida de amigable belleza,
que me acompañes por la ribera de un río,
y que de la rivera recojas agua
para mi sed reseca,
agua de rocío y de oasis
entre horizontes de arenas.
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