En realidad te estoy contando historias reales que me han ocurrido a lo largo de mi vida, un compendio de cómo sobrevivir a las mujeres sin usar la violencia.
He sobrevivido a mujeres que me querían atrapar en su red de influencias.
No me ha importado caminar cientos de kilómetros para poner distancia entre una mujer enfurecida que no consigue lo que quiere y yo.
También hablo de amantes que me dieron algún hijo, que por supuesto, probablemente, no tiene mi apellido. ¡Pero eso no lo sé ni me importa!.
En este mundo ya se pasa lo bastante mal cuando alguien interrumpe mi paz interna, como para ir buscando venganzas y otras payasadas.
Si me dan un beso y después me lo quitan, yo siempre cojo la puerta y me largo con viento fresco.
No he sido ni quiero serlo, como esos que sacan su ego romano, creyéndose las pelis que ha visto por la tele, queriendo reventar a otra persona.
La mejor opción siempre fue poner tierra de por medio, buscar la vida en otro sitio, conocer otras chicas que quieran besarte.
Y eso es precisamente lo que siempre he hecho yo.
¡A quién le importa!.

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