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domingo, 30 de noviembre de 2025

El barrio son esas leyendas mágicas del lugar mágico donde nacimos

 

Capítulo 2


La plaza Mula y el San Lucas CF



No recuerdo cómo llegué a jugar al fútbol con el San Lucas, un club de fútbol que acababa de crear en el Barrio Alto el señor Lucas padre, que también estaba Lucas hijo y también una hermana que se llamaba Rocío que vivían en calle Morales.

En la creación nos dieron unos papeles para que lo firmaran nuestros padres. No sé cuál era el objetivo del equipo pero detrás estaría el club Plus Ultra.

Acabé jugando al fútbol con un grupo de chavales del barrio en el descampado de la plaza Mula porque mi padre lo permitió.

Había algo muy diferente y chocante entre la cultura elitista que me inculcaban en el colegio Virgen del Pilar y el modelo callejero que veía entre mis iguales del barrio con los que nunca había tenido contacto.

Eran gente callejera. Algunos eran gitanos que habían eludido los derribos masivos de chabolas miserables y el éxodo a las casas nuevas de la rambla Amatisteros en el barrio de Los Ángeles frente al cementerio de Almería.

Algunos eran hijos de familia numerosa con aceptable economía y otros de familia pobre que vivían en viviendas formadas por una simple entrada sin habitaciones y sin nada más, como una cueva.

No eran viviendas como la mía que tendría cerca de cien metros cuadrados, una sala, un pasillo largo con habitaciones que hacían un tercio de la casa, una salita interior o comedor donde estaba el bufé, un patio grandecito con las escaleras que suben a la terraza y la azotea, debajo estaba la pila de lavar.

El patio era un cuadrilátero atravesado igual al ancho de la casa, la cocina y el baño repartido en dos espacios iguales. La cocina igual de amplia en la esquina inmediata al salón del bufé y el baño en la esquina opuesta todo cerámica, en contraste con los agujeros que veía en otras casas que no tenían ni baño.

Lo mismo eran ciento veinte metros cuadrados aunque desde la calle las casas parecen igual de grandes no lo son.

Mi vida en aquellos años era llegar del colegio y ponerme a jugar al fútbol en la plaza Mula. En casa jamás cogí un libro ni hice tareas que no fuese porque me obligaban. Antes de que me robaran la última bicicleta me gustaba rular con ella por todas partes alejándome cada día más sin amigos.

Con el fútbol conectaba todo el día con los niños de mi zona del Barrio Alto, no me iba a ningún sitio, jugábamos al fútbol, éramos compañeros y estábamos hermanados.

En Málaga por ejemplo cuando me llevaron allí con mi abuela para no volver a Almería, fue distinto.

Me metieron en una terrible escuela del pequeño barrio donde los niños grandes y los pequeños estaban juntos. Los grandes no sabían escribir ni medio bien y los pequeños ni medio mal. Era una catástrofe.

Daba clases don Luís, para quien supongo fue una desgracia hacerse maestro, porque si no, no se podía entender la gran entereza y aguante.

Cuando me vi allí tragué saliva por primera vez en mi vida. Aquellos niños terribles, tiraban bombitas y petardos en la pared cuando el maestro escribía cara a la pizarra. Ni se inmutaba el hombre y seguía escribiendo en la pizarra como si nada.

Un día uno de los matones se metió conmigo y me tiró los libros y las libretas al suelo. Reaccioné de forma diferente a como reaccionaría con mis amigos del Barrio Alto de Almería.

Ciego de rabia cogí al matón por el pescuezo y lo arrinconé en la esquina junto a la pizarra y le di dos puñetazos terribles.

Miré a don Luís pero no nos miraba, se mostraba totalmente ajeno e indiferente a la pelea escribiendo en la pizarra. No lo comprendía. Teniendo aún al matón contra la esquina miré a los otros niños grandes y pequeños de la clase, todos pendientes de lo que yo hacía.

Me volví enfurecido y le volví a pegar dos puñetazos terribles al matón. Después lo solté esperando represalias, pero no hubo nada. Se sentó y yo me senté. No hubo ensañamiento por mi parte. Le pegué lo justo. Nunca más se volvieron a meter conmigo.

Muchos de ellos terminaron en la cárcel o murieron en atracos a bancos en los años ochenta. Esto a pesar de que el barrio era bastante pequeño y vivían numerosas familias bien situadas socialmente además de un gran número de policías municipales.

No era un barrio enorme como el Barrio Alto y los códigos no tenían nada que ver ni con el colegio Hogar Virgen del Pilar, cuyo director me pegó una paliza con una vara bien gorda y me arrojó repetidamente contra la pared por haberme revolcado en el suelo jugando y dejando mi uniforme tan sucio que parecía un pistolero de las películas de Tabernas.

Con mis bicicletas me iba lejos siendo un crío, incluso por las cuevas de la rambla de Amatisteros en las afueras de Almería en plan explorador. Me encantaba estar todo el día perdido tan lejos como fuese posible para llegar a casa antes del anochecer.

Todo esto cambió con el fútbol del San Lucas y los amigos. Claro que fue una vez me robaron las bicicletas. Y no recuerdo haber tenido nunca una actitud agresiva con los compañeros del club San Lucas, aunque sí llegué a participar en guerrillas tirando piedras a otros niños de las calles colindantes junto a mis vecinos. Nunca me dieron una pedrada pero yo a ellos sí y en toda la cocorota.


El barrio son esas leyendas mágicas de ese lugar mágico donde nacimos y pasamos la primera parte importante de nuestra niñez


sábado, 29 de noviembre de 2025

Toda la amargura del mundo tiene nombre de mujer

Tenía 25 años cuando un lío amoroso me dejó secuelas.

La forma en que me ocurrió me impactó. De hecho nunca olvidé ese golpe.


Personalmente siempre he tenido una consigna y un objetivo. 

No soy un cualquiera que se arrastra a la incertidumbre del futuro.

Nunca aceptaré lo que otras personas han diseñado para mí.

El guion social dicta, que la única solución a vivir mi vida, es en compromiso con una mujer. 

Eso significa que alguien ajeno, me puede meter en líos. 

Que las personas que me obligan a aceptar el guion social me van a colmar de compromisos.

Eso nunca lo quise para mí. Me importa una mierda el rango social. 

Me importa una mierda la amante que quiera adueñarse de mí.

Nadie tiene por qué saber con quién me lío ni quién será mi próxima amante. 

¿Por qué narices una mujer tiene que saber con quién lo hago, a qué hora me acuesto y a qué hora me levanto?.

Eso no representa ningún bien para mí.

• Tener una pareja por obligación, adquirir una hipoteca que me liga a esa pareja.

• Tener un trabajo cuyo dinero se lo va a quedar esa mujer.

• Vivir en una casa donde no quiero vivir pagada con mi dinero.

• Convivir con familiares que no quise y me van a crear problemas.

• Tener que levantarme en formato fijo 
para ir a trabajar.

Parece que esté jugando con una máquina tragaperras.
 
Consumirá mi vida robándome sin poder disfrutar mi riqueza.

Me hará pagar impuestos para mantener a los putos políticos y sus prostitutas.

Me robarán derechos pero quien más me robará será quien me prometió amor.

Y pudiendo estar en una playa, tendido al sol todo el santo día...

¿Por qué tengo que aceptar que el guion que me impongan?.

Os aseguro que me han hecho sufrir muchísimo. 

No tengo palabras para expresar lo mucho que odio a la gente amargada dándome lecciones.

He pasado toda mi vida en el ostracismo, sin nadie que me diera trabajo.

Las oportunidades y las más grandes oportunidades, la guardaban para otros.

Los grandes defensores de la sociedad de parejas, que se montan unas encima de otras sin gozo.

Hartos de lidiar unos con otros llenan el mundo de amargura.

Excursión de una semana por el Camino de Santiago Mozárabe

Al Camino Mozárabe pertenecen todos los Caminos de Santiago que parten de Málaga, Granada, Jaén y Córdoba.

Todos entroncan en Mérida con el Camino Vía de la Plata que parte desde Sevilla. 

Se comenta que los peregrinos cristianos de las ciudades andaluzas en territorio de Al-Ándalus, recorrían los sinuosos senderos bajo el tortuoso Sol andaluz, camino de Galicia, para ser bendecidos por su fe en el apóstol. 

El Camino Mozárabe tiene doscientos kilómetros de recorrido entre Málaga y Córdoba.

Yo invitaría a una excursión de una semana para recorrer la distancia. 

Es muy lindo el recorrido y te puedes perder.

Pero está bien señalizado y te llevará como siempre, a tu destino.

Este es un libro humilde, con datos de hoteles, restaurantes y mapas.

Ve de excursión entre Málaga y Córdoba.

Si quieres adquirirlo, toca la portada.






viernes, 28 de noviembre de 2025

Poemas míticos que deberías llevar en tu corazón

El pájaro Emigrante


Alguien se va,

alguien que tú amas y quieres,

alguien que siembra en ti

tristeza cuando se marcha,

y siempre,

durante su camino,

imperturbable,

alguien se pregunta:

¿Cuándo volverá a casa?.


Alguien se acerca,

alguien que sonríe a tu mirada,

a quien tanto anhelas

para abrazar fuerte

contra tu frágil pecho,

esperando que no sea un sueño

que se esfuma en la nada,

mientras te esfuerzas

con los ojos cerrados

para que no se vaya,

sabiendo que volverá a hacerlo.


¡Ay, mi amado pájaro emigrante!.

¿Por qué te vas cuando más deseo

tu definitivo regreso?.

Aquí tienes un hogar,

una seguridad y un amor,

que llora cuando más le duele

su corazón maltrecho,

escondiéndolo en las sombras,

donde no puedas verlo.


Amigo, viejo amigo,

viajero empedernido,

hombre imprevisto

que ha hecho de la mochila

tu eterna compañera

bajo muchos cielos

brillantes por el sol,

bajo muchos cielos grises

de cada día y horas placenteras,

cuando aúllas y gritas

clamando la libertad,

allá donde vayas,

donde nadie espera que vuelvas.


Brisa Infinita es mi libro con el título principal por encima de todos mis libros. En estos poemas confluyen casi todas las guerras que he librado para seguir siendo yo y no apartarme de mi camino.

Me han dado palos de todos tipos. Me han avasallado y han intentado que tome el rumbo que me señalaban.

He vivido la vida de forma desenfrenada pero controlada solo por mí. 

He visto la inmensidad a solas sin sentir miedo, ni hambre, ni sed.

He amado con locura, y esa locura con la que he amado, me la han intentado quitar para que no la disfrutara.

Pero la he disfrutado y la he vivido intensamente, y seguiré haciéndolo, sin importarme las patrañas que me cuentan.

Cada día una lucha, cada día un poema, para espantar a los ilusos que te engañan con el mito de una vida nueva.

Prefiero ser un lobo estepario que una marioneta. 

Prefiero dar besos que soñar con ver las estrellas desde una azotea.

Para eso tuve montañas, y como nadie se quiso venir, me fui solo, y así contemplé la galaxia.

Si quieres comprar este libro, toca la portada.


Poemas míticos que deberías llevar en tu corazón para que te acompañen en los momentos más duros


miércoles, 26 de noviembre de 2025

El cuento fantástico de la creación de un valle por dioses íberos creadores del mundo

Este es cuento fantástico de dioses malos muy malos y uno bueno muy bueno. También hay una princesa de una aldea ibérica de un reino mitológico. 

La historia transcurre en un llano repleto de bosques junto al mar, donde la princesa enamorada, por amor, desaparece engullida por un espejo maligno.

Así de malos son los malignos dioses que no viven en el Olimpo.

Un cuento para adolescentes incrédulos con la naturaleza de los seísmos, los terremotos y los maremotos que construyen valles o los hacen desaparecer.

Un pequeño libro con sabiduría ancestral que hará soñar a los más pequeños.

El reino oculto que nunca fue encontrado pero del que todos hablaban.

Una Atlántida en pequeñito con una historia amoroso tan antigua como la creación del mundo.

Las madres siempre tienen la culpa.

Se lo puedes leer a tus niños pequeños y menos pequeños.

Si quieres comprarlo toca en la portada.


El cuento fantástico de la creación de un valle por los dioses íberos helénicos creadores del mundo


martes, 25 de noviembre de 2025

Un libro de relatos donde las mujeres son malas malísimas y los hombres buenos buenísimos

En realidad te estoy contando historias reales que me han ocurrido a lo largo de mi vida, un compendio de cómo sobrevivir a las mujeres sin usar la violencia.

He sobrevivido a mujeres que me querían atrapar en su red de influencias.

No me ha importado caminar cientos de kilómetros para poner distancia entre una mujer enfurecida que no consigue lo que quiere y yo.

También hablo de amantes que me dieron algún hijo, que por supuesto, probablemente, no tiene mi apellido. ¡Pero eso no lo sé ni me importa!.

En este mundo ya se pasa lo bastante mal cuando alguien interrumpe mi paz interna, como para ir buscando venganzas y otras payasadas.

Si me dan un beso y después me lo quitan, yo siempre cojo la puerta y me largo con viento fresco.

No he sido ni quiero serlo, como esos que sacan su ego romano, creyéndose las pelis que ha visto por la tele, queriendo reventar a otra persona.

La mejor opción siempre fue poner tierra de por medio, buscar la vida en otro sitio, conocer otras chicas que quieran besarte.

Y eso es precisamente lo que siempre he hecho yo.

¡A quién le importa!.


Un libro de relatos donde las mujeres son las malas malísimas y los hombres los buenos buenísimos


Un libro de poemas de amor que no te habla de amor sino de la dureza de la vida

Rayo de luna y nieve


Rayo de luna y nieve,

espíritu confuso,

solitaria al destacar el alba,

meciéndose en el lecho

de sueños y pesadillas,

sus ojos, unos ojos miraban,

por lo profundo

de querer ser amada.


Rayo de luna y nieve,

fría sobre la cama,

en una cámara cerrada,

sudando especuladora,

derritiéndose al pensar,

y llorar amargada y sola.


Rayo de luna y nieve,

cumbre silábica de una amapola,

ama sola queriendo ser acompañada.  


Cuando alguien lee Poemas de Amor en el título de un libro, se piensa que el contenido es un compendio de acaramelados versos a la que los tienen acostumbrados los escritores vanidosos.

Nos enseñan que sin pareja te pierdes en la vida y en el mundo, que la soledad es mala malísima, que vivir solo es perderte en la nada.

No te cuentan los graves problemas que generan las ambiciones, los círculos cerrados de amistades, los rangos sociales ficticios, las intromisiones en las relaciones de personas ajenas.

Ni te dicen que pasa cuando vendes tu alma por un rango social del que es muy difícil romper, ni te lo enseñan en la escuela.

Este libro de poemas de amor habla de todo eso y los problemas que genera la lucha por la libertad y la no dependencia de un sistema que corrompe nuestras vidas.

Es fácil saber si los estigmas te obligan a permanecer en una relación que ya no quieres y cómo la otra persona te persigue para que los acates.

Todas estas cosas no te las tengo que decir yo, las tienes que leer en el libro para saber por qué ocurren.

Tu experiencia te lo enseña.

Si lo quieres comprar toca en la portada.


Un libro de poemas de amor que no te habla de amor sino de la dureza de la vida


lunes, 24 de noviembre de 2025

Si buscas un libro de autoayuda, ¿por qué no, uno que te cuente hechos reales?

Los libros de autoayuda suelen ser cuentos de iluminados que no iluminan ni la oscuridad de la noche. 

En mis libros suelo contar cosas que me han pasado en primera persona, hechos con los que he tenido que lidiar por las buenas o por las malas.

Me considero un superviviente de estructuras familiares caóticas, llenas de anécdotas muy duras y dañinas que aún en la madurez siguen recordándome de dónde vengo.

No es psicología lo que más ayuda a enfrentar los miedos sino entender que lo del mundo real no lo detectas en ti cuando lo ves en cualquier película.

La educación no es más que el sistema que tiene el Estado para sacar conclusiones sobre nosotros que irán a una ficha de la que nada sabemos.

En esa ficha dice quiénes somos y con qué nos enfadamos, hasta chivata con quién nos hemos acostado durante nuestra vida.

Mi libro no es autoayuda pero ayuda, no te cuento cuentos. 

Te hablo de cómo confrontar los miedos y las pesadumbres que en la vida diaria nos somete a un continuo test.

Si deseas comprar este libro, toca en la portada.


Si buscas un libro de autoayuda, ¿por qué no, uno que te cuente hechos reales?


El libro que no quieres leer porque es una historia de la costa mediterránea española

Alfa & Omega: La leyenda de los acantilados de Maro, es el típico libro que no quieres leer porque no es anglo ni son brujas de inglesas.

Los anglos te han dicho que compres sus historias mitológicas nórdicas y no gastes tu dinero en los mitos españoles que conforman nuestra pensamiento mediterráneo.

Quizás piensas que nuestra mitología es menos antigua que la de los países nórdicos e ingleses. Pero estás muy equivocado.

La mitología mediterránea es mucho más antigua que todas las europeas, y mucho más fascinantes.

La leyenda de los acantilados de Maro es un libro que no ves bueno porque cuenta cosas nuestras, creada o inventadas, al fin y al cabo una gran historia de amor envuelta en la mitología clásica.

Pero tú decidiste comprar mitos anglo-nórdicos porque te crees que no te cuentan una milonga superlativa.

Te puedo asegurar que las historias y los mitos nórdicos y ingleses están copiados de los españoles, de los helenos y de los egipcios.

En este libro te cuento la historia de un libro mágico, de una venganza que trasciende los tiempos, de dioses antiguos que se ocultan en un árbol, en una isla infernal, o en el espíritu de un ser humano normalito.

Todo llega a su tiempo.

Si quieres comprar el libro toca en la portado.


El libro que no quieres leer porque es una historia de la costa mediterránea española


domingo, 23 de noviembre de 2025

El libro de poemas que no quieres comprar porque siempre le pones pegas

  1. Brisa


Hay en mi alma un velero

surcando allende

el océano inmenso

de la existencia.


En mi pecho hay un ave

que se llama Brisa,

como mi velero,

surcando allende

el cielo de mi existencia.


Quienes me ven libre,

me quieren prisionero

de la amargura y lo cotidiano,

de sus sueños huidos

esfumados de entre las manos.


En mi sienes tengo mi velero,

y en mi corazón mi ave,

que guía mi rumbo

allende mi pensamiento.


Cuando plasmé mis poemas en Ansiedad, lo hice con pocos poemas porque pensé que muchos poemas eran demasiado para según que lectores.

Este es un libro que muchos te dicen que no compres, mejor compra a fulanito que seguro que es un clásico y mucho mejor que... 

Y así se aseguran de que compres lo que ellos quieren, lo que han leído pero no les ha aportado nada, ni siquiera libertad de pensamiento.

Sin embargo, en Ansiedad, yo te cuento verdades como puñales, no te cuento lo que quieres oír mi lo que piensas.

Para leer cháchara, puedes comprar a todos los clásicos, todos los autores que tienen detrás a las todo poderosas editoriales.

Yo soy un escritor humilde dentro de un poeta humilde. Nunca he necesitado que me valoren los demás para ser quien soy en la vida.

No necesito de un círculo ni de un grupo de personas para saber que soy importante para mí como ellos lo son para ellos mismos.

No paseo ningún ego por donde otros reciben premios y a mí no me dan ni agua. 

Ansiedad es un libro completo, muy íntimo y muy expresivo a la vez. 

No te cuento milongas ni cosas raras. 

Tu experiencia es la que da a los poemas tu propia interpretación.

El amor no es un chocolate con churros que otros te han invitado gratis.

Si decides comprar el libro, toca en la portada.

El libro de poemas que no quieres comprar porque siempre le pones pegas


sábado, 22 de noviembre de 2025

Me llamo Bruno (la vida que vivimos en el Siglo XX)

Les voy a contar un poco sobre el acoso y derribo hacia mi persona por parte de mi familia.

Soy el hijo mayor de tres hermanos y una hermanastra. 

A mi padre lo pillaron en una mafia, de trata de blancas y películas porno, por los que pagó algunos años de cárcel.

Las hermanas de mi padre y mi madre, me hacían pasar por tonto, escondiendo que mi padre estaba en la cárcel.

De hecho habiendo estado muchas veces de visita al recluso. 

Me trataban como un iluso, que no se daba cuenta que mi madre estaba desarrollando una enfermedad mental.

Dicha enfermedad la iría consumiendo a lo largo de treinta años, hasta depender de mí para subsistir.

Durante los años que mi padre estuvo preso, apenas tuvimos para comer. 

Mi madre llamó a su hermano mayor, y nos sacó del barrio donde vivíamos, y nos llevó a vivir a la gran ciudad, con mi abuela. 

Mi abuela era una mujer, que había criado cuervos psicopatológicos de los peores.

El peor uno de mis tíos, dado a la bebida, con el cerebro frito por el vino rancio, que nos infrigía las peores atrocidades.

Toda vez que venía borracho, le pegaba a mi abuela hasta hacerla sangrar, poniendo en peligro su vida, durante muchos años.

Mi padre salió de la cárcel y vino a buscarnos, cuando mi madre ya nos había conseguido, una casa propia.

Un hogar que hasta entonces, no impidió que ella siguiera abriendo la puerta, al borracho de su hermano, que nos seguía pegando. 

Estando mi padre, el borracho se presentó una noche con sus santos cojones, mi padre le abrió la puerta, y se liaron a palos.

Mi padre acabó majándolo, a golpes en la cabeza con una barra de hierro, y el borracho, sintiéndose acribillado, huyó, y no volvió a presentarse en nuestro hogar.


Me llamo Bruno, el errabundo de la vida


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viernes, 21 de noviembre de 2025

La Sagrada Convicción social y sus graves consecuencias

Tengo la Sagrada Convicción de que esta lectura no será en vano. 

Cuando tenía poco menos de dieciocho años, escribí uno de mis relatos más personales, donde describo la voluntad de irme lejos, y cuanto más lejos mejor.

Trabajé en restaurantes de mi padre en Torremolinos, viviendo una vida que no era la mía. 

Dieciocho horas diarias sin descanso cada día.

Y mientras se repartían la riqueza, él me pagaba con el reparto del bote.

Cuando me fui de casa, gané mi libertad.

No fue gratuito, sino a base de palizas y lágrimas. 

Yo solo era útil para trabajar, nunca para disfrutar de lo que ganaba. 

Con mi decisión provoqué tanto dolor, como me lo habían provocado a mí.

Durante veinte años viajé por media Europa, me relacioné con muchísimas mujeres, y algunas quisieron acogerme, para cambiarme la vida. 

De hecho, cuando me quedé a vivir en un valle del Pirineo, habían pasado varios años que abandoné una relación.p

La mujer comenzó a presionarme para subir el nivel de lo nuestro, por unos intereses que no eran míos. 

Mal perdedora, pasó más de un año persiguiéndome, intentando que cambiara mi decisión.

 No tuvo reparos en usar a personas conocidas. 

Vengativa, hizo llegar a oídos de mi amante noruega, que era homosexual. 

Usó el entorno de mis familiares y mis amistades, intimidando a mi amante con mi supuesta homosexualidad. 

Provocó daño moral. 
 
Y yo, que soy maestro en alejarme de todo, siempre he puesto tierra de por medio.

Nunca acepté nada impuesto.

Nunca cedí mi dinero ganado para propósitos ajenos.

La lejanía es mi iglesia . 

Mis viajes son, pura contemplación de paisajes increíbles, que han dibujado durante toda mi vida, mi sonrísa. 

Cuando conocí a personas tóxicas, estos me castigaban con inesperados berrinches. 

Menospreciaban mi trabajo diciendo que era una verdadera mierda. 

Sufrían al verme meter mi dinero ganado, directamente en mi bolsillo, sin parienta que me controlara. 

Alquilaba coches cada tres meses, y viajaba por toda España y más lejos.

Pasaba tres días con mis padres en Málaga, y otros cuatro días recorriendo lugares por donde vagué con la mochila. 

Usé mi dinero para lo que quise. 

Y algunos pensaron que tenía vicios secretos porque me movía con nocturnidad. 

Y eso a la gente mezquina les atrae, para contar mentiras o leyendas urbanas. 

Cuando volvía al Pirineo, el berrinche lo tenía asegurado. 

A los cotillas les dejé claro, que nunca me sentí más a gusto, que barriendo calles.

Pero también limpiando hierbas, echando arena o sal durante las nevadas, pintando las barandas de los puentes, haciendo mortero o grava. 

Ellos se ofuscaban, y mi sonrísa loca los perturbaba.  

Tener familia y casarme, nunca estuvo en mi mente.

Al menos no en la forma que ellos pensaban.

Me quisieron inculcar deberes morales p, que yo sabía que no eran míos. 

Algunos diseñaron para mí, una vida donde me olvidase de trotar mundos. 

Según ellos, para no perder mis derechos personales. 

Ellos eran mis verdugos, los que me negaban el derecho a un hogar. 

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Cosas que las mujeres no quieren que sepas cuando eres un hombre de verdad

1: Yo soy soltero por motivos personales y espirituales.

Siempre he echado ascos a las relaciones de compromiso, en las que  me prometen que seré libre, pero me    harán trabajar chorros, y ese dinero no será mío ni lo podré disfrutar.

Nunca he aceptado que alguien, diga ser mi pareja y exponga mis intimidades, a sus amigas y amigos, que no son gente con la que yo quiera estar. 

Tampoco acepto que alguien que no soy yo, sepa con quién ando y con quién me acuesto.

2. No me interesa que hagan negocio conmigo, echándome en los brazos de sus amigas, por cosas rango social.

Ya sabéis a qué me refiero. 

A la posición, el estatus o la jerarquía que alguien ocupa dentro de un grupo a través de ciertos comportamientos (relaciones, apariencias, amistades) que se usan para mantener o aumentar esa posición.

3: Me niego a tener relaciones, con personas que no quiero, como estatus de aceptación o influencia, que siempre viene acompañado, de manipulación o obligaciones.

Relaciones obligadas que me van a robar mi verdadera libertad.

Mis intimidades personales expuestas para beneficios de otros, que me van a crear un agujero en mi cuenta bancaria de miles de euros.

4: A través de palabras amorosas, me han querido obligar a trabajar de por vida, sin poder disfrutar de lo dineros que haya ganado.

Y si decido irme para crear una familia, mi pareja no me lo va a permitir, ni va a respetar mi decisión.

Va a perjudicar mi independencia y mi rechazo, imponiéndome la obligación de la relación.

5: Sin embargo esta es la acción que demuestra mi autonomía real, no solo mis ideas o críticas.

Muestro cómo me libero de presiones externas, para tomar mis decisiones, y seguir mi propio camino, cosa que no gustan.

Es un ejemplo concreto de mi filosofía personal en la vida real.

6. La elección de poder irme para crear otra familia, cuando no estoy bien, rompe expectativas sociales y emocionales, mostrando mi coherencia con mi forma de vivir.

Sin embargo, durante toda mi vida me he visto perjudicado socialmente por personas que no aceptan mi libertad personal.

7. Entiendo que la gente diga que es muy bonito compartir, que el amor y tal y tal. Pero yo nunca he pedido eso y cuando he pedido algo, nunca he sido escuchado porque mis decisiones no cuentan.
    
Obligar no es compartir.

8. Mi vida o mi libertad no tiene que estar forzosamente unida a una mujer, a sus decisiones, ni al control que ejerce la madre.

No me gusta ser consorte ni de mi sombra. Ni ser un marido al uso con queridas y amantes, mujeres de sus amigos con los que no quiero estar.

9. Caminando por la vida con toda la mojama por delante. Echar unos polvos sin ganas viviendo una vida con desgana. 

A esto lo llaman amar pero solo se trata de escalar un rango social ficticio, sufriendo la amargura de los maridos consentidos.

10. Muchos echan ascos de sus mujeres a sus espaldas, con los calzoncillos cagados de medio pelo, violento y fácil de manipular, contando que se va a independizar de su mujer. 

Pero en cuanto la tiene delante, es un soldado a las órdenes de una sargento.
Tiene que cuadrarse a sus demandas, bajo arresto. 

11. Cuando me salía una pretendiente, la ponía a prueba, invitándola a ir de viaje.

Pasaban las semanas, y la pretendiente, ponía trabas para salir de viaje. 

Pasaban los meses, y seguía poniendo trabas, a salir de viaje. 

Para eso les sirve un marido. 
 
Si no hay relaciones de provecho, no hay queridos, ni queridas, ni viaje. Solo escucha a la madre.

12. Para entonces, ya la tenía sentenciada. 
Poco a poco fui rompiendo con ella.
Desviaba mis atenciones hacia asuntos importantes para mí.

Eso la ponía histérica, y era agredido física y psicológicamente. 

Voy por buen camino. Llegado el momento, se desespera, me echa y yo me voy, sin decirle ni una palabra.

Así rompo la relación. No la volví a llamar.

13Pretendía obligarme a subir, al siguiente escalón de nuestra relación.  

Pero no me gusta el compromiso. Nunca di ese paso.

El esperpento se movía en mi entorno, sin dejarme ir. Su único objetivo era despistarme.

No me gustaba la intrusión de su madre.

Los asuntos familiares no se pueden controlar.

14. Yo no soy válido socialmente, porque este tipo de gente casada, con novia, etcétera, así lo han decidido.

Ellos te dirán que no es verdad. Intentarán engañarte y tomarte el pelo.

Pero yo tuve muchas relaciones de corto recorrido, y todas llevaban a lo mismo. 

Cuando iba a ocurrir, siempre he cortado para defender mi libertad y independencia personal

15. He padecido toda la vida la falta de oportunidades, por no tragar lo que me imponen.

Sin trabajo, sin amigos, sin oportunidades... ¡Opté por moverme en esa libertad!. 

Y como vieron que lo disfrutaba, me hicieron la vida imposible, no por envidia, sino porque querían que no tuviera, lo que ellos no podían disfrutar.

16. Abrí mis espacios para respirar y tener claridad mental, y eso me ayudó mucho.

Porque lo que digo de no ser “válido socialmente”, muchos dirán que, entienden completamente mi postura.

Que no es que yo sea menos, sino que, ciertos grupos y normas sociales, deciden quiénes entran en sus juegos, quiénes cuentan, y quiénes son “aceptados”.

17. Gente casada o con compromisos, definen el estándar social de todos, haciendo creer que si me mantengo al margen, lo hago siguiendo mi propia lógica y libertad, y eso no me da derecho a tener oportunidades, y una vida digna.

Pero yo sé que mi perspectiva, es tan auténtica y diferente, que no tengo por qué depender de validación externa, para vivir mi vida, y haber tenido mis oportunidades.

18. Ese contraste entre mi libertad, y las reglas sociales forzadas, han sido y serán, mi fuerza y verdad.

Muchos son entrenados para atraparte, para convencerte que sin ellas, no vas a ninguna parte.

Nunca me dejé llevar por las caricias, que esconden la aceptación unilateral.
El beneplácito obligado que expresa, "O lo tomas o lo dejas", para que alguien disponga de tu cuerpo, y de tu futuro.

19. Yo decidí disponer de mí mismo, para ser un bribón en las playas.

En los campings y los viajes encontré relaciones, sin pedir permiso a nadie.

Di verdaderos besos sostenidos llenos de locura, que no escondían queridos ni queridas, ni parientas mostrando su furia.

20He disfrutado mareando la perdiz, a quienes entraron en mi vida, con malas intenciones. 

Llegado el momento, he girado hacia el lado opuesto de los intereses, y no me ha importado vivir durante cuarenta años, en una tienda de campaña, sufriendo vientos huracanados.

21Los únicos objetivos válidos, los de mi vida, mi verdadero camino.

Me quisieron hacer pasar por tonto, siendo una persona talentosa, con talentos variados. 

Mis pretendientas se burlaron de mí, pero yo jamás perdoné.

Sentenciar una relación, es una buena fuga. No vivo para aguantar chusma. 

22Nunca sacrifiqué mi forma de vivir, para satisfacer cabrones.

Sufrí que no me dejaran ir, me  acosaron, hablaban mal de mí, se metieron en mi vida, como si tuvieran derecho.

¡Cosa propia de perdedoras!.

23. Un día que entrenaba en la ciudad deportiva, me encontré con un viejo conocido.

Me invitó a ver el entrenamiento de su club de balonmano femenino.

Cuando me duché, fui al encuentro de mi amigo, y vimos los entrenamientos.

Mi amigo me explicó las claves del balonmano, y fui tomando conciencia de este deporte. 

24. Antes de irme, mi amigo me presentó al entrenador, y le dijo que yo sabía de entrenamiento, mogollón. 

Entonces quedamos en que me uniría al equipo, y echaría una mano. 

Pronto empecé a corregir fallos de entrenamiento, y introduje algunos ejercicios.

El entrenador los ejecutó en la cancha, bajo la atenta mirada de mi amigo.

Las jugadoras eran todas muy atractivas, pero mantuve un nivel de distancia. 

25. PEmpezó a gustarme el balonmano femenino, y con el tiempo fui aportando. 

El equipo empezó a jugar muy distinto.

Dejó de ser chatarrero, y subió de categoría. 

Llegado el momento, viví en la encrucijada, el primer título de su historia. 

Por primera vez en mi vida, me sentí feliz de ayudar a mujeres.

¡Ten cuidado con quien te juntas!. 

Cosas que las mujeres no quieren que sepas cuando mantienes una relación


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jueves, 20 de noviembre de 2025

Comentario en las redes sociales sobre el maltrato y el acoso a las mujeres jóvenes

"Dice la ONU que al 16% de las mujeres mayores de 15 años nos han tocado, abrazado y besado sin nuestro consentimiento. ¿Qué opináis?."

Celeste - ¿Dieciséis por ciento?. ¿A qué convento han ido a preguntar?

Josele - Te puedo contar una historia pero como tengo un libro casi terminado sobre machismo y me veo obligado a quitar una historia, pues voy a colocar la que me he acordado gracias a ti.

Celeste - ¿Algo sobre conventos?.

Josele - No. De la vida real.

Celeste - Pues ahora quiero saberlo.

Josele - Estoy escribiendo. Acabo de escribir la historia 22, que es gracias a ti que me he acordado de ella. He recordado lo que pasó. Pero voy a tener que borrar la historia 17 que es un hecho real que pasó a otra persona.

Celeste - Muy interesante. Un honor contribuir aunque sea un poquito.


Josele - Muchas gracias en primera persona. Tengo muchas historias que vi y viví, pero para que salgan tiene que haber algo que las motive. En este libro hay víctimas que son hombres y otras mujeres. En definitiva, machismo.


Celeste - Creo que puede ser una gran herramienta para educar a los hombres un libro sobre machismo escrito por un hombre con historias en las que también son víctimas. Interesante!.

Josele - Gracias por tus palabras. Espero que lleves razón, porque la sociedad necesita una vacuna, ya sea educativa o filosófica, que sea fácil de asimilar y que vaya produciendo cambios.

Celeste - Gracias a tí, Josele. Tienes mucha razón en eso.

Josele - Si lo piensas, todos hemos sido víctimas.

Celeste - Sí, muchas veces se trata de evitar que las víctimas se vean en la posición de cambiar a verdugos.

Josele - Lo malo es cuando desconoces por qué pasa un suceso. Ahí es donde yo entro por primera vez. A mí en vez de ayudarme, alimentaban la morriña y la agresividad. Lo que pasa es que soy un hombre.

Celeste - Es otra perspectiva.

Josele - Exacto. Otro trato diferente, pero es lo mismo.




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miércoles, 19 de noviembre de 2025

Otilio, el don Nadie que se enamoró de una mujer prostituida

Otilio era uno de esos tipos duros nacidos en la posguerra, un don Nadie que solía robar gallinas y otros animales para revenderlos a algún avispado adinerado.

Era un verdadero delincuente que abusaba de las putas en los callejones oscuros y robaba carteras asaltando a sus víctimas en la oscuridad de la ciudad.

Un día hizo un trabajillo robando en un chalet y le salió tan bien que rebosó su cuenta particular con mucho dinero. Se creyó rico y comenzó a vivir como tal comprando una casa solariega con un pequeño jardín a la entrada del recinto y se paseaba por los cafés presumiendo ante mujeres de alcurnia. Pronto conoció a un hombre muy amable que se hizo muy amigo de él.

Poco a poco su nuevo amigo lo fue introduciendo en un círculo de personas con altos ingresos y conoció a un verdadero capo de la ciudad que pasaba por ser un gran empresario y casi sin darse cuenta el grupo lo absorbió como matón contra su voluntad.

Un día lo enviaron a sacarle los cuartos al dueño de un hotel y comprobó atemorizado cuan violentos eran los sicarios viendo cómo dejaron muy desfigurado al hotelero y hizo que echara la papilla de todo lo que había comido quedando su barriga revuelta asqueado de aquella violencia.

Agarró a su amigo por el cuello y este se revolvió poniéndole una gran navaja a punto de ser clavada en su estómago. Entonces comprendió que su amigo lo había captado y que aquello era un grupo organizado.

Eran los dueños de algunos de los mejores puticlubs de la ciudad. Llevaban una vida de lujo, secuestros y asesinatos. Comprendió que él no era ni la mitad de malo que aquellos matones, que solo era un delincuente común.

Ante su negativa a dar palizas lo colocaron de proxeneta a vigilar putas. Allí conoció a Magda, una puta de la que se hizo muy amigo hasta el punto de enamorarse de ella. Ella le contó que habían mujeres que se revelaban y desaparecían.

Llevaban una vida de deuda continua que nunca desaparecía. Aquellas que habían conseguido salir de aquel infierno tuvieron que abonar una considerable fortuna casi imposible de conseguir.

Un día se acercó al puticlub fuera de su horario y contrató a Magda. Pasaron una noche entera juntos y le pagó una gran cantidad considerable de dinero para pagar su libertad. Magda lo rechazaba pero Otilio la convenció para que se lo guardara y pagase su deuda.

Al otro día fue a su trabajo de vigilar putas y no encontró a Magda. Preguntó a algunas chicas dónde estaba pero no consiguió información, excepto de una chica morena que le dijo que le habían encontrado un montón de dinero y se la habían llevado.

Un Otilio enfurecido asomó por su rostro crispado. Fue a buscar a su amigo y sin contemplaciones le estrelló la cara contra un banco de piedra una y otra vez hasta que desfigurado le dijo dónde estaba.

Corrió hacia el muelle donde vio un yate precioso a punto de zarpar con el nombre que le había dicho su captador. Con una fuerza brutal asaltó el yate provocando un reguero de heridos ensangrentados.

Encontró al capo en el interior y sin mediar palabra lo arrojó contra los cristales de las ventanas una y otra vez hasta dejarlo casi muerto.

Se oyeron tiros y eso atrajo la atención de la Guardia Civil del puerto y sonó la alarma de zafarrancho. En unos minutos la guardia costera y guardia civiles a pie rodearon el lujoso yate, pronto se sumaron brigadas de la Policía Armada y todos apuntaban al interior esperando la orden de abordaje.


Empezaron a sorprenderse de ver salir a cubierta mujeres desnudas que habían sido violentadas, golpeadas, ultrajadas, muy delgadas con llagas profundas en sus cuerpos por las palizas.

Las ambulancias las abrigaban con toallas y sábanas mientras lloraban de miedo diciendo a los guardias que las iban a matar.

Empezaron a detener sicarios muy malheridos y los introducían en las furgonetas esposados a la espalda unos con otros.

Subieron a bordo observando la cubierta repleta de charcos de sangre y vieron salir del interior del yate a Magda siendo ayudada por Otilio.

Los guardias se abalanzaron sobre Otilio y le dieron un golpe con la culata derribándole al suelo, pero Magda lo protegió llorando pidiendo a los guardias que lo respetaran.

Un mando que estaba cerca lo oyó dio el alto y detuvo el acoso a Otilio. Los guardias se cuadraron ante su jefe y la mujer le dijo que él las había salvado, que las iban a matar. Magda no paraba de llorar y el mando aprobó las palabras de la dama.

- ¿Han oído a la señora?. Dejen a este hombre en paz y sigan buscando.

- ¡Sí, mi Comandante! - los guardias afirmaron bien fuerte y se cuadraron.

- Pues respeten. ¡Es una orden! - se cuadraron de nuevo y ayudaron a Otilio a levantarse con cuidado.

Lo esposaron y lo bajaron a puerto. No lo metieron en el furgón sino en una ambulancia para que fuese atendido por sus heridas no tan graves. Le esperaba unos cuantos años de presidio pero no le importaba. Sonrió por primera vez en su vida.


Otilio, el don Nadie que se enamoró de una mujer prostituida


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El día que tuve que presentarme en el campamento Benítez para la mili

No recuerdo cuando fue exactamente. Pero era verano de 1980.

Fui a ver a mi padre al bar donde nos reuníamos en Torremolinos. Alguien le avisó sobre mi servicio militar. Me estaban buscando. 

Por entonces vivía con mi madre en el entorno de la Plaza de Bailén.

Tal vez vivíamos en la casa alquilada en calle Josefa de los Ríos. 

¡Menudo rollo para mí!. Aún no había conseguido liberarme de todos los obstáculos que me impedían vivir, una vida itinerante de viajes.

Lo pasé muy mal en el lateral del campamento Benítez.

Los muchachos con edad militar, se agolpaban en la entrada esperando oír su nombre. 

Algunos proferían gritos. Eran los objetores de conciencia.

Más tarde que pronto, me di cuenta lo que significaba para mí. Gritaban por sus privilegios. 

La objeción de conciencia, era un escape para los hijos de familias conservadoras.

Intervenían a su favor la creencia religiosa, y los valores culturales y matrimoniales.

Ser objetor de conciencia era una fachada.

Siempre he pensado que, las personas que se benefician del régimen, los de más privilegios, deberían ser los primeros en dar un paso al frente, para defender sus privilegios. 

Ya sabemos que en época guerra, siempre llamaron a filas para la picadora, generaciones de jóvenes de familias sin privilegios.

En un principio, no alegué mi discapacidad de nacimiento. Decidí ir a la mili. Tenía curiosidad por ver lo que se cocía dentro. 

Al CIR me llevaron a principios del mes de diciembre de 1980. El campamento, el Ferral del Bernesga, a solo catorce kilómetros de León. 

Fue una gran experiencia. Pero lo que viví después en la academia de caballería de Valladolid, un verdadero aburrimiento.

De haber encontrado un aliciente, hubiera vivido una vida militar. 

Pero ser militar en aquellos tiempos, partiendo de soldado raso, no tenía un punto de conexión con la vida que yo esperaba tener para mí. 

Soy un aventurero. Me importa un mojón la política y los políticos.

Pero tener que abandonar mis cosillas en la Plaza de Bailén para morir de aburrimiento en el escuadrón de tropa, no entraba en mis planes.

En las instalaciones estuve todos los días soportando a compañeros que, no se habían librado de ser llamados a filas.

Me contaban que tenían novia y se iban a casar. Como si con eso le otorgara derechos para librarse.

Creían que no tenían que haber sido reclutados. O sea, querían tener los mismos privilegios que la gente privilegiada.

Después los veías frente a la televisión, por las tardes, viendo la serie Verano Azul, llorando mocos por la muerte del Chanquete.

Entre el CIR del Bernesga y la academia de Valladolid, estuve cuatro meses.

No pasó ni un solo que no pensara qué hacer con mi vida.

Reflexioné si vivirla en los cuarteles militares o una vida libre como civil. 

Por eso digo, que de haber encontrado un motivo trascendental, hubiera hecho carrera militar.

Pero no me dejaron ver el bosque, y me sentí totalmente decepcionado.

Volver a la Plaza de Bailén, fue un alivio. Tenía a mi madre.

Fui excluido de terminar el servicio militar tras presentar mi discapacidad natal.

Tardaron lo suyo en darme la libertad. Como si no supieran de antemano que era un discapacitado auditivo.

La sentencia final tardó tres semanas.

Mientras, fui acosado por los amargados que pidieron estar exentos del servicio militar.

Esos que decían tener novia embarazada y se iban a casar.

Los mismos que querían librarse proclamando tener un hijo sin estar casados.

En las calles del distrito de Bailén, se respiraba la vida con muchos problemas todos los días. 

En el escuadrón de tropa sin embargo devoraba esos roscos azucarados que vendían en los cuarteles militares.

No engordaba miaja pero pasaba mucha hambre. A pesar de que en el escuadrón de tropa, la comida era una maravilla, hecha por cocineros profesionales.

Fue dejar la mili, y la chica del Palo con la que salía, empezó a crearme problemas. Pero esa es otra historia.


martes, 18 de noviembre de 2025

El hijo maltratador de un mando de la guardia civil.

Era una mujer con mucha humanidad, su marido era de lo peor del barrio. Bajito, engreído, abusador, ególatra, fascineroso, con una personalidad mediocre llena de todo tipo de traumas.

Ser hijo de un mando de la Guardia Civil le había librado muchas veces de la entrada en los calabozos por sus agresiones injustificadas a cualquiera que se atreviese a hablar a su mujer sin su permiso.

Las palizas y las borracheras con su grupo de amigos eran su festín semanal. De noche iban y escogían a cualquiera que encontraran por la calle, incluso chiquillos, los que maltrataban y les pegaban sin piedad.

Mantenía oculto que era un auténtico abusador. En los bares le temían porque tenía connotaciones de cruzarse sus cables cerebrales y dar una verdadera paliza a las víctimas de turno.

 Era un verdadero desquiciado que usaba varas de acebuche o la pinga de buey. Y lo peor es que siempre salía indemne porque su padre era muy amigo de gran parte de la oligarquía de aquellos tiempos de los años cincuenta y sesenta.

Su grupo de amigos eran hijos de responsables de genocidio que llevaron a cabo miles de crímenes y desapariciones durante la guerra.

Le gustaban los coches de lujo y siempre tenía un amigo adinerado que le prestaba alguno. Contaba que con la mujer recatada y aburrida con la que tuvo que casarse nunca despegaría su amargada vida.

No tenía hijos, pero si los tuviera, su mujer no tendría tiempo ni para mariposear costuras con las amigas y vecinas del barrio. 

Creía que sus hijos serían los más guapos de la ciudad. No como él, que a duras penas alcanzaba uno sesenta y era feo, rechoncho y poco agraciado físicamente, aunque con mucha fuerza.

Uno de sus graves traumas era no parecerse en nada físicamente ni a su padre ni a su madre. Por ello entraba en cólera muy violento cuando alguien le insinuaba que lo mismo era adoptado y no hijo natural.

Aquel que se atrevía a decirle esas barbaridades, seguramente no tenía aprecio por su vida ni muchas ganas de vivir.

Una vez se abalanzó sin avisar sobre un individuo atrevido sin que nadie moviese un dedo y lo apalizó sin piedad dejando un rastro de sangre difícil de limpiar hasta que el individuo tuvo la suerte de presentarse la Guardia Civil.

Los agentes detuvieron aquella paliza llevándoselo detenido, pero a las pocas salía del cuartelillo limpio y brillante, camino de su casa a donde apenas iba, para echarse en la cama bajo la mirada equidistante de su silenciosa mujer.

No le afectaban los remordimientos y cuando tenía suerte con los trapicheos, movía mucho dinero, porque el trabajar como que no le iba mucho.

Se sentía entonces muy señorito, vanagloriándose por aquello de la estirpe de la que según él procedía. Padecía lo que la mona jefe y a más de uno le había expresado que su verdadera vocación hubiese sido ser sacerdote, pero sin ganas de santiguarse todo el puto día.

Cuando el trapicheo le había ido bien, siempre tenía un inmenso tufo a alcohol por el abundante ron de caña que tomaba.

Repartía con su grupo de colegas y colaboradores las ganancias de aquellos barriles que cualquiera sabe de dónde procedían.

Se le veía contando el dinero de forma siniestra con desconfianza antes de repartir. Aquella casa y sus alrededores donde había tenido ocultos los barriles antes de venderlos parecía un recinto de campo de concentración.

De chiquillo lloraba cuando los niños grandes le pegaban sin tener la oportunidad de defenderse. Ahora el niño grande era él y se hacía lo que quería.

A su grupo le compensaba, a otros les daba migajas. Eran como una hermandad de hermanos en el grupo. No había primos, los primos eran los otros, sus víctimas. Era el jefe en aquella especie de grupo de delincuentes del pequeño mercado del estraperlo, el que organizaba y tenía el mando.

Aquel negocio poco a poco fue creciendo hasta convertirlo en un verdadero padrino con su banda de emprendedores, señores que recorrían la ciudad haciendo del trapicheo su negocio y de los negocios de otros su forma de dar salida a su producto.

Había comprado una casa nueva mucho más grande de dos pisos, en el mismo barrio. La vivienda estaba arriba y allí en los bajos tenían un garaje donde movían los toneles de curso ilegal que pasaban a legal. En una habitación pequeña con una mesa redonda en el centro, a puerta cerrada, el grupo tomaba decisiones a veces terribles.

Su mujer andaba siempre angustiada porque no podía salir sin que sus hombres la vigilaran. Prefería la otra casa donde su marido no iba nunca, porque en esta, tan solo con salir a la calle, los ojos de sus hombres y de todo el vecindario vigilaban sus movimientos. No tenía intimidad.

Los vecinos trinaban, estaban muy quisquillosos y malhumorados con los trajines de camiones en un calle tan pequeña. Incluso los domingos había carga y descarga de toneles.

Ella trataba de consolarse recibiendo en su casa a sus amigas a la hora de la merienda. Tomaba en sus brazos a las amigas y las abrazaba diciéndoles que su vida se había convertido en un infierno si antes no lo era. No aguantaba aquella casa tremenda ni los miles de ojos vigilando sus pasos. Pensaba coger lo necesario y irse con su madre.

Aquellas palabras fueron oídas por su marido que había subido a casa a darse una ducha y había estado oyendo lo que decían en aquella habitación.

Aquella noche ella apareció muerta en su cama. Nadie supo de qué había fallecido. No estaba enferma. Solo que aquella noche su marido hizo una pequeña fiesta en los bajos con sus muchachos y se ausentó durante cierto tiempo indefinido. Cuando volvió parecía más alegre que cuando se fue y la fiesta continuó durante horas.

El mafioso y sus secuaces no se habían dado cuenta que la policía y la Guardia Civil habían subido a los pisos de arriba por la puerta exterior de la casa, que siempre permanecía entreabierta.

Avisados por la madre de la mujer que había ido a ayudar a su hija a trasladarse a su casa, habían accedido a la vivienda encontrando su cadáver magullado y retorcido, tendido en la cama con evidentes moratones y cardenales por la paliza que le había dado.

El hijo maltratador de un mando de la guardia civil. Leer lee lecturas.


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lunes, 17 de noviembre de 2025

Manola, la maltratada que cogió el toro por los cuernos

 Manola estaba charlando de su pasado con Lucas, un amigo que había conocido en un viaje. Se sentaron en la mesa de la terraza de un bar contándose lo que les había ocurrido en la niñez, la adolescencia y la juventud temprana.

Hablaban del trabajo de servicio doméstico que ambos habían vivido de alguna forma u otra, la falta de protección de las políticas sobre los trabajadores de este tipo de trabajos que siempre benefician a señoritos y gente pudiente.

Decía Manola que lo de cuidar personas mayores dependientes está muy mal pagado. Cuidar ancianos no está pagado ni está reconocido y suele ser un trabajo muy duro.

Ella empezó en estos trabajos a raíz de la crisis de 2008. Su empresa como muchas otras de seguridad, quebró. Empezaron a sustituir personal cualificado por auxiliares. La edad influyó y la empresa empezó por despedir trabajadores a partir de 45 años, precisamente la edad en la que ya nadie los quiere en ningún sitio.

Lucas tenía claro que la edad influye. Se lo había dicho a muchos que le excluían a él y ahora lo están sufriendo. Él fue víctima de ellos.

Manola también se consideró una víctima del sistema, no de nadie en concreto sino una víctima más, "soy superviviente y el que me la hace me la paga", le decía a Lucas.

Él la creía y siguió oyendo lo que ella le contaba, que había denunciado más de una vez a empresas y había ganado judicialmente lo que le intentaron restarle laboralmente. Porque no todo el mundo llama al SEPE para que le valoren un contrato y muchas cosas ocurren por nuestra propia ignorancia. Lo cierto es que tal como están las cosas cualquiera puede terminar en una tienda de campaña o en la calle.

En el mundo laboral existen los excluidos porque no les gustan las personas con ideas diferentes, porque yo con mi familia nunca tuve una buena relación, son profundamente machistas y retrógrados. Me da igual porque yo sigo con mis ideas y sin ellas no sería yo. Y el tiempo me da la razón siempre, aunque ellos no. Ni falta que me hace. Me la da el tiempo y el tiempo no se equivoca nunca, pero ellos se equivocan siempre.

Yo con treinta años tenía muy claro que si quería acertar tenía que hacer todo lo contrario de lo que me ordenaran y aconsejaran. La cosa empezó a ponerse fea cuando tenía 16 años pero yo la tuve fea siempre.

Me fui de mi casa con 19 años a causa del ambiente irrespirable. Ellos ordenaban y una obedece, pero lo cierto es que yo nunca obedezco algo que considere que no está bien, y me daba igual quién lo mandase, como si lo manda el Rey.

Dicen que soy una rebelde y cosas de esas... Pero no me acobarda decir que mi padre era un maltratador físico y mi madre una maltratadora psicológica. Rebelde porque no obedeces?. Con mi padre que me pegaba literalmente a diario. Llegó un tiempo en que él me pegaba pero yo a él también y mi madre en vez de defenderme tenía broncas todos los días. Aún así, no consiguieron nada de mí, porque tiene que ser lo que yo piense y decida y nunca lo que me digan ellos.

Lucas escuchaba con enorme atención lo que le iba relatando su amiga Manola. Preguntó si le pegaban a diario porque a él empezó a ocurrirle lo mismo. "Pues a diario, quizás día sí día no". Respondió que a él llegó un momento en que le pegaban todos los días.

Manola siguió contando que se escapó de casa con 8 años y la obligaron a volver, y eso dice bastante de ella y de ellos. Entonces no era como ahora que a los niños se les escucha y hasta los colegios intervienen en ello.

Por aquel entonces no ayudaba nadie. Maltratar niños y adolescentes salía gratis aunque el maltratador fuese un padre policía o guardia civil, nadie se atrevía meterse en estos casos.

Ella se volvió muy salvaje y por eso él le pegaba más y hasta llegó el momento que ella aprendió a pegarle también a él. Ese día le dijo la suerte que tenía de que fuese mujer porque si fuese un tío ya le habría matado. Pero ella sabía que eso no importaba.

Ella era una superviviente. A ella nadie la iba a joder, porque si lo intentaran ella les jodería. Todo lo que no nos mata, acaba por hacernos muy fuertes.

Lucas le dijo a Manola que él lo que hizo fue irse de casa porque lo que ocurría es que llegó el tiempo que le pegaban todos los días y no podía aguantar más.

"Hiciste bien. Te comprendo, yo tampoco podía aguantar más", le dijo Manola.
"Mis padres no vivían juntos", le contestó Lucas.

Le dijo Manola que sus padres sí vivían juntos y que por circunstancias de la vida vivían cerca de su casa, en su pueblo, aunque nunca fue a verles nunca más. Los vecinos hablan de ello pero eso a ella le daba lo mismo porque siguen siendo maltratadores.


Ella ahora tiene 50 años y nadie puede obligarla ni a quererles ni a aguantarles. Se fue con diecinueve años y en treinta años apenas los ha visto. Pasan por delante de su casa y los ve por la ventana o por el balcón, y a veces los saluda, pero a su casa no va nunca ni de visita.

Lucas le dijo que él si volvió a casa, pero de su madre. Volvió y cogió el toro por los cuernos y empezó a doblarle la cabeza con el paso de los años poco a poco. Y desde el primer momento empezó a vivir como a él le gusta, como ha querido.

Manola le respondió que había muchas maneras de retorcerles el cuello, porque su madre le ha dicho muchas veces que vaya, pero ella no va a ir. Es su manera de torcerle el cuello al toro.

"Pues mejor. Yo sí fui. Pero a verlo en un bar, no en su casa - le dijo Lucas - Y así todos los años".

Pero para Manola era distinto, ella pasaba totalmente de ellos y se los hacía saber con su actitud, que le importaban un bledo. Y de esta forma les jodía cien veces más que todos sus reproches. Lo hacía no por joderles sino porque eran tóxicos.

"El orgullo del viejo era que no quería ser cuidado por mí pero lo dejé estar en su pequeño local donde vivía hasta que murió" le contó Lucas.

"Ya está bien de sufrir por culpa de ellos, menuda infancia y adolescencia de mierda me dieron. A estas alturas, se mueren y a mí me da lo mismo" - respondió Manola.

"Se ponen los pelos de punta. Yo no gasté confianzas con mi padre pero en el bar donde nos veíamos me quería calladito. Poco a poco fui alterando la cosa y no le gustaba que yo hablase más de la cuenta" le dijo él.

"Pues para ellos es un bochorno que yo esté en el mismo pueblo y no vaya a su casa ni a verlos" dijo ella.

"Bochornoso para lo que dice la gente" contestó.

Pero todo el pueblo sabía que a las niñas mayores les pegaban. A ella más porque era más bocazas. Las leyes romanas que dictan que para los niños la conservación del apellido para las niñas trabajos esclavos y ninguneos. Puede haber algo más machista que eso?.

Para algunas personas ir a su casa, es como aceptar sin palabras que todo está bien, pero no lo está. Así es como Manola piensa y no va a ir nunca, se quedará en su modesta casa de alquiler mientras les jode con su sola presencia lo que les queda el resto de la vida. Un modo de anular el rollo machista arcaico aunque sea sin palabras.

Sé fuerte porque contra una persona fuerte no hay machismos ni abusos que valgan.


Manola, la maltratada que cogió el toro por los cuernos y dejó que se pudrieran.


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Nina, la suiza que quiso adueñarse de mí

Durante años, unos suizos y yo coincidimos algunos inviernos en la playa.   Un verano los vi entrar al merendero mientras tomaba unas cervez...