Tenía veinticinco años cuando me despedí de los amigos de la plaza de Bailén, en el bar de marcha donde nos encontrábamos siempre.
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martes, 21 de octubre de 2025
Tenía veinticinco años cuando estuve a punto de morir
domingo, 19 de octubre de 2025
El sustento del caos de Málaga
¿Dónde está el poeta?
sábado, 18 de octubre de 2025
Poemas del alma mía, libro de poemas del alma nuestra
Oigo en mi cabeza mi existencia,
sonidos que fluyen,
que van y vienen,
que se mueven y me mueven,
que me hacen ser quien soy,
mis características, las de mi voz,
las de mi pensamiento,
otros seres y voces
que también soy y viven en mí,
entender lo que
a los amargados acompleja
cuando no les quedan
conceptos para hablar.
Somos hijos de un sol,
de algún sol que transgredió su luz,
envueltos en la materia oscura
de esos agujeros negros
que todo lo absorben y lo arrastran
con el poder de un sonoro
silencio abismal.
Somos hijos del Todo.
viernes, 17 de octubre de 2025
Lágrimas del Sol, poesía que ilumina la pérdida
un núcleo desde donde partí,
un mundo gigante
lleno de sonidos de fuego,
y salí, y salí sin conocer
a dónde llegaría.
Volaba lejos,
por cielos que por alguna causa
forman parte de mis sueños,
sin pasado ni futuro
porque ignorando
de dónde venimos,
no sabemos a dónde iremos.
Y percibí que no se puede
nacer en cualquier parte,
ni de cualquier cosa,
ni porque sí,
y en un mundo,
en cualquier mundo,
siempre se nace
con unas características
e identidad genéticas,
asido a algún cordón umbilical.
El embarazo de la holandesa en el camping Catapún
Acababa de llegar a la recepción del camping de Sevilla, ciudad que me gustaba mucho para quedarse unos días y ir de correrías nocturnas por los bares del centro de la ciudad.
Rellené mi ficha de entrada al camping, se la di al recepcionista, eché la mochila a la espalda y paseé por las parcelas buscando un buen lugar donde poner la tienda.
Había dos mujeres plantando la suya y decidí plantar mi tienda en la parcela al lado de ellas.
Intenté clavar en el suelo las estacas de la tienda de campaña con una piedra, pero no ejercía la presión correcta para que se clavaran y se doblaban con facilidad.
Apareció la chica más alta y me cedió su mazo para que diese la presión correcta a las estacas. Así de fácil conseguí que la tienda estuviese bien montada y un posible amorcito.
Devolví el mazo con una sonrisa y me puse a meter las cosas ordenadamente dentro de la tienda. Cogí los enseres de baño y fui a darme una buena ducha.
Más tarde, cuando hubo anochecido, me vestí, fui al bar del camping y me encontré con mis vecinas que como no podía ser de otra manera, me invitaron a sentarme con ellas.
Tuvimos una animada velada y me preguntaron qué hacía por Sevilla.
Les conté que solía recorrer los bares de la ciudad durante tres días antes de irme a algún otro sitio.
Tenía previsto viajar en un par de días a un camping por la zona de Punta Umbría en Huelva.
Ellas desconocían esa zona, eran de Ámsterdam, Holanda. La rubia era más alta que yo y se llamaba Agnes y la otra más bajita se llamaba Anneke.
Les conté que era una zona magnifica la desembocadura del río Piedras, que dejaba una larga lengua de tierra que llaman Barra de Terrón o de El Rompido, que se alarga una decena de kilómetros hasta las inmediaciones de Punta Umbría, separando el océano del curso del río.
Habían comido bien en el local y ellas pidieron unas copas de crema de whisky. Yo pedí un Sol y Sombra que me sirvieron de inmediato.
Ellas se quedaron estupefactas de oír ese nombre, y pidieron lo mismo sin saber qué era.
El camarero apareció con tres copas gigantes y las cargó mitad de coñac mitad de anís con tres cubitos de hielo, una bebida magnífica para romper la tensión y relajarse.
Sin darse apenas cuenta se relajaron y se reían a carcajadas de cualquier ocurrencia.
Parecían entenderme a pesar de que no sabía ni papa de inglés ni ellas papa de español, nos entendíamos fácil de cualquier manera, y llegado el momento me pidieron ir juntos a ese sitio tan hermoso.
Decidimos irnos a Sevilla y pedimos un taxi en recepción. Regresamos bien cargados. Nos habíamos divertido muchísimo y caminábamos agarrados por el camping, casi sin gritar para no despertar a la gente a esas horas de la madrugada.
No pudimos evitar las risitas y los besitos entre los tres. Fui al baño a orinar y cuando volví, abrí mi tienda de campaña para echarme a dormir.
Agnes y Anneke me agarraron y me metieron en su tienda y dormimos juntos el resto de la noche y parte del día.
Por la tarde cogimos un tren a Huelva y llegamos tan tarde que no había autobuses en dirección a Punta Umbría, y tampoco hacia El Rompido.
Las holandesas preguntaron a un taxista y al final este les hizo una oferta que aceptaron.
Llegamos de madrugada al camping Catapún de El Rompido, vimos la luz tenue de recepción, y el vigilante nos dijo que accediéramos, que montáramos la tienda de campaña y a la mañana siguiente rellenáramos las fichas de acceso por la mañana.
Montamos la tienda y nos dimos cuenta que teníamos mucha hambre, que no habíamos comido nada en todo el día.
Ellas tenían un huevo, un camping gas y una sartén. Hicieron el huevo, lo partieron en tres partes y lo devoramos. Después nos metimos en la tienda de campaña y dormimos hasta el mediodía.
Rellenamos las fichas y compramos comida en abundancia para comer antes de ir a la playa.
Cruzamos la carretera de El Rompido y descubrieron el paraíso.
Corrimos entre los árboles por encima de la arena para llegar a la orilla. Nos bañamos en el agua dulce mezclada con salada y admiramos aquel espléndido paisaje lleno de luz y olores oceánicos.
Por la noche acudimos a una fiesta en la playa y cuando todos se dispersaron nos quedamos los tres solos. Agnes y Anneke hablaron en su idioma sin que yo pudiera entender nada.
Asombrado, Anneke que hablaba mejor español, me dijo que estaba muy cansada y se iba a dormir. Y se fue.
Me dejó a solas con la gigante rubia Agnes, que despertó mi pasión amorosa. Me abracé a ella y al cabo de un rato me dijo que quería tener un hijo mío.
Yo me asusté. Pareció que el corazón me fuera a estallar. Me sentí horrorizado y yo la observé muy apesadumbrado.
Yo solo tenía veinticuatro años y no había decidido qué hacer con mi vida. No acepté que Agnes me presionara sin darme ninguna oportunidad de decidir.
Me rebelé a la idea de que alguien pudiera decidir mi futuro. No conseguí de Agnes ninguna disculpa y su forma de actuar me torturaba.
Volvimos al camping de inmediato, saqué mis cosas de la tienda donde supuestamente dormía Anneke y me sorprendió que estuviera despierta.
Sentí mi pecho oprimido y desorientado, caminé por el camping hasta que decidí montar mi tienda alejado de ellas lo suficientemente lejos para poder respirar.
Se me caían las lágrimas lleno de pesadumbre. Sentía cansancio y la petición de Agnes me había cruzado los cables.
Cuando terminé de montar coloqué todo dentro, cerré y me quedé dormido de inmediato.
A la mañana siguiente hice una llamada telefónica en la recepción para que me enviarán dinero al camping. Pensaba irme en cuanto lo recibiera.
No podía aguantar la idea de que alguien se tomase la libertad para decidir mi destino manipulando mi vida como le diera la gana. Fui al supermercado y hice acopio de comida.
Cuando estaba dentro de mi tienda poniendo en orden lo comprado, apareció en la puerta Agnes y me pidió permiso para entrar.
Enfurecido, mi reacción fue inmediata y fulminante, a tal modo que me sorprendí de mí mismo. Nunca esperé contestar de esa manera a Agnes ni a nadie.
Grité con contundencia un NO rotundo en la cara de Agnes agobiado por la situación.
Vi el ceño fruncido en el rostro de Agnes que ahora también sufría y le pesaba como una losa la situación. Prácticamente la eché.
Mi reacción fue inmediata. Salí fuera de la tienda de campaña, quité las estacas y la arrastré para poner más distancia entre ella y yo.
Fue un momento verdaderamente agobiante que intenté liberarme de aquella persona que me presionaba y me castigaba.
Anneke, posteriormente intentó mediar entre los dos. Sabía que necesitaba dinero para irme y entró por ahí para decirme que ellas podían prestarme dinero.
Lo rechacé. Le conté a Anneke lo que pasó con Agnes en la playa y ella intentó justificarla y disculparla.
La conversación me dejó clara la evidencia de que Agnes no entendía de arrepentimiento sino que pretendía coartarme mi libertad de decidir por imposición.
Pasaron los días mientras esperaba la llegada de mi dinero y Agnes nunca me pidió perdón. Nunca se disculpó.
No sería la primera vez que intentó que la dejase pasar dentro de mi tienda de campaña para hablar.
A los pocos días recibí mi dinero. Desmonté la tienda y preparé la mochila para irme. Pagué mi estancia en el camping antes de dirigirme a la parada del autobús.
Entonces quise devolver todo mi sufrimiento a quien me lo había causado.
Pasé por la tienda de campaña de Anneke y Agnes, y no estaban. Miré en el bar y tampoco. Fui a la playa y las vi sobre la arena a lo lejos. Empecé a andar por la orilla y tardé un buen rato en llegar a ellas.
Me vieron llegar desde el principio y cuando llegué, amablemente les dije que me iba, le di un beso a Anneke que ella no rechazó.
Le di un beso a Agnes en todos los morros sintiendo sus labios ardientes que para mi sorpresa tampoco rechazó.
Observé su cara pálida con aspecto mortecino y sus grandes ojos recibiendo toda la tensión de vuelta, di la vuelta y de repente, en vez de irme por donde había venido, le dije que sí quería tener una hijo con ella.
Agnes se puso a llorar como una loca, me arrojaba arena en la cara y me daba patadas, hasta que se cayó encima mía sin poder levantarse y la abracé.
Le besé su cabecita y ella se quedó abrazada a mi pecho escuchando mi corazón. Ni siquiera la interrumpí.
Días más tarde se iban para Holanda y yo me marché con ellas a vivir lo que me deparara la vida.
jueves, 16 de octubre de 2025
Los besos de una mujer que no me consuelan
Algunos amigos pensaban que estaba mal de la cabeza.
Eso a finales de los años setenta.
Con solo dieciocho años, tenía muy claro lo que quería para mí.
Sabía dónde quería ir.
Escogí la senda más difícil.
Me alejé de las burlas femeninas y de las amenazas masculinas.
En aquel entonces me cerré.
Me daba igual ser considerado un don Nadie.
Decían que era un egoísta de los pies a la cabeza.
Pero mi madre, que me educó, supo enseñarme bien con sus silencios
Siendo un engreído a mi manera, nunca me dejé controlar.
Durante los últimos cuarenta y cinco años, he hecho lo que he querido.
He ido donde he querido.
He vivido donde he querido.
Y me relacioné con tantas mujeres, que perdí la cuenta.
Desperté completamente solo en medio de paisajes infinitos.
Observé como nunca la luz de las constelaciones y las estrellas fugaces.
Me colgué al filo de acantilados en atalayas de montañas inaccesibles.
Estuvo muy lejos de cualquier lugar poblado.
Sentí que era un ser minúsculo en un cuerpo candente.
Una hormiga en medio de un paisaje espectacular.
Dormido o despierto, siempre observador.
Sin ninguna fauna que me molestara.
Desolado tan profundamente y a tal modo,
que no existe ningún beso ni sonrisa de mujer, que pueda consolarme.
Allá donde fui, nunca sentí miedo, nunca pasé hambre,
ni frío, ni amor ni desamor.
Tan sólo decepción, furia y enojo.
Frustración por no poder llegar aún más lejos.
Luces de Abril, poema sobre de vida
En un día de abril que me miraste,
describiendo con tus palabras
la libertad de mis versos hoy,
que en el ayer que ahora es el pasado,
mis labios hubiesen sido silenciados,
fusilados a escondidas entre las malezas,
o dejados pudrir en cualquier celda,
sin nombre, sin flores y sin macetas.
En un día de abril que de cariño,
me llenes la vida de amigable belleza,
que me acompañes por la ribera de un río,
y que de la rivera recojas agua
para mi sed reseca,
agua de rocío y de oasis
entre horizontes de arenas.
miércoles, 15 de octubre de 2025
Otro ladrillo en el muro 1979-80
El año 1.979 trabajaba en el Pogo's, un bar de desayunos y comidas enfrente de la discoteca Piper's, al lado del bar Dallas, en pleno centro de Torremolinos.
martes, 14 de octubre de 2025
Un perro del hortelano hippie auténtico en la playa de Maro
Un perro del hortelano hippie auténtico es lo que llegó en una caravana a la playa de Maro.
Aquel día lo vi bajar por la cuesta asfaltada de cemento de la playa acompañado por una hermosa mujer que presentaba como su esposa.
El individuo era un inglés que vestía como un hippie, se movía como tal y como gran amante de la naturaleza pretendía los desnudos en la playa.
Pero claro, en temporada alta no se lo iban a permitir. Cada día poco a poco lo fui conociendo, oyendo las historietas que contaba y presentí que estaba ante una persona más falsa que un espejismo en el desierto.
Por las noches, cuando yo había encendido la fogata y me encontraba rodeado de campistas reunidos alrededor del fuego, llegaba este tipejo con la mala costumbre de meterse en medio de las parejas, o de personas que como yo, entablamos una conexión de amistad y cortejo con alguna bella señoritaa, que por razones obvias podían terminar la noche durmiendo dentro de mi hermosa tienda de campaña.
El hippie de los cojones se las sabía todas. No le importaba meterse en medio incluso de aquellas personas que eran pareja, y con una cara tan grande llamarlo cabrón era poco.
Lo que no entendía es qué ocurría con su bella esposa. Esta observación sobre la mujer, me daba la impresión que se estaba perdiendo una de las mujeres más bellas que había sobre la arena de la playa en esas noches de sueños y susurros.
Todo transcurrió más o menos así hasta que una tarde, un vecino de Maro bebió demasiado.
El hombre, gran trabajador del campo que trabsjaba sus propios invernaderos, bajito y avispado como pocos, aprovechó su día aciago para disfrutar del merendero de la playa, y entre charla y charla con los amigos, pilló una de sus borracheras estratosféricas.
No eran habituales estas borracheras, pero incluso yo he cogido una alguna vez.
El problema fue cuando quiso irse a Maro con su coche, un Renault Cuatro Latas por llamarlo así, que era su herramienta de trabajo para transportar las cajas de las cosechas de sus invernaderos a la cooperativa del pueblo o otras cooperativas de la Axarquía donde las vendía.
Los amigos y vecinos quisieron impedir que se marchara con el coche, pero no lo consiguieron.
El hombre se metió en su coche y dio marcha atrás perdiendo la orientación del carril de tierra en la fuerte cuesta del merendero.
Esto provocó que yendo hacia atrás se subiese por la pared del terraplén y el coche volcado de lado.
Lo curioso es que se puso de pie y asomando por la ventana, pidió que le pusiéramos el coche de pie sobre sus ruedas con él dentro.
El automóvil Cuatro Latas pesaba poco y no era difícil que una sola persona empujase volcándolo sobre sus cuatro ruedas, pero otro vecino de Maro amigo de él que era policía, nos dijo que no lo hiciéramos hasta que él saliese del coche.
Así que el problema era que el amigo Paco se negaba a salir de su coche para poder volcarlo sobre sus ruedas con seguridad, a pesar de que intentamos convencerlo.
Se quedó ahí de forma extraña asomado por la ventanilla mientras los turistas y curiosos de la playa le hacían fotos de forma divertida creando morbo, vigilado por el vecino policía que lo protegía para que nadie volcara el coche mientras no saliera.
Pero él se había empeñado en no salir pensando que no le dejarían irse a su casa.
Al rato largo salió y entre varias personas volcamos el coche sobre sus ruedas sin ningún problema.
Con la marcha puesta hacia atrás el coche no corrió cuesta abajo hacia la pared del merendero donde la gente disfrutaba de aquella visión.
Lo siguiente fue convencerlo para que lo llevaran a su casa con su coche. El vecino policía se ofreció a llevarlo para que no tuviese un accidente por la carreterilla hasta Maro.
Durante el suceso y las discusiones, el hippie inglés había estado haciendo de las suyas por el merendero, sin darse cuenta que la bella mujer había estado hablando con algunos hombres y se había ido con uno de ellos caminando por la empinada cuesta para arriba, hasta el llano donde estaba aparcada la caravana.
El hippie, cuando se percató de ello, dejó de hacer sus cabronadas entre los clientes del merendero y se fue para arriba.
Yo le seguía por detrás con la mirada para volver al cortijo, comer algo y irme al anochecer por los bares del pueblo.
Lo vi llegar a la caravana queriendo asomarse, sabiendo que había un hombre con la mujer.
Abrió con tal violencia la puerta de la caravana que se dio un buen golpe en toda la cara.
Tras ver las estrellas se asomó para ver a la bella señora practicando escalada.
Molesta, ella lo echó arrojando sus cosas sobre el asfalto, dejando claro que ella no era su mujer ni él era el dueño de la caravana.
Lo vi por última vez metiendo sus enseres en una maleta y una mochila, y se fue subiendo por la larga cuesta hacia el pueblo.
No lo vi más bajar a la playa para practicar su gran amor por la naturaleza ni dormir al raso mirando las estrellas como el buen hippie que decía ser.
Nuestra amiga, la mujer dueña de la caravana, se quedó unas cuantas semanas en el llano yendo y viniendo a la playa a sentarse con nosotros junto al fuego.
Mantuvo una pequeña relación con el hombre de Nerja que había conocido durante el suceso del coche del vecino.
No tuvimos que soportar más al individuo metiéndose entre las parejas o arruinando las posibles relaciones entre personas que nos reuníamos alrededor de la hoguera.
En la playa de Maro sucedieron muchas cosas buenas y muchas son historias que nunca se borrarán de nuestros recuerdos.
martes, 7 de octubre de 2025
Brisa Infinita, el poema más filosófico
Memoria es el alma
que tanto buscas en tu ser,
una existencia sin forma e ilimitada,
que deformas y degradas,
o que destruyes por siempre
hasta que el cielo vuelva a ser.
Brisa infinita eres que inquietante,
transforma las impresiones
de quienes observan
pequeñez o inmensidad,
enigma o silencio, ser o no ser
más que lo de cada cual.
Alguien creó la Tierra Prometida,
que no es la de los sueños
sino la más cruel,
la que nos abofetea
el rostro cada día
sometiendo a un continuo test.
Memoria es el alma
que mueve todo tu ser,
la que te conduce a la locura
o la que te guía
tornando tus oscuridades
por claridades.
Disponible al instante en formato digital.
Brisa Infinita, poemas para cuando todo oscurece
Memoria es el alma
que tanto buscas en tu ser,
una existencia sin forma e ilimitada,
que deformas y degradas,
o que destruyes por siempre
hasta que el cielo vuelva a ser.
Brisa infinita eres que inquietante,
transforma las impresiones
de quienes observan
pequeñez o inmensidad,
enigma o silencio, ser o no ser
más que lo de cada cual.
Alguien creó la Tierra Prometida,
que no es la de los sueños
sino la más cruel,
la que nos abofetea
el rostro cada día
sometiendo a un continuo test.
Memoria es el alma
que mueve todo tu ser,
la que te conduce a la locura
o la que te guía
tornando tus oscuridades
por claridades.
Disponible al instante en formato digital. Léelo en tu kindle, tablet o móvil:
miércoles, 10 de septiembre de 2025
Cisne, viejo Sol, poemas para soñadores
La niñez en tu morada
te dio tu observadora candidez,
y escribes en ese estilo
lo que en tus ojos es.
Lo que es de tu entorno,
lo que es reliquia y vejez,
lo que es de cedro o tilo,
lo que de tu memoria es.
Que vivimos en una tierra
donde los males arraigan,
deslumbrantes al sol de la miseria
olvidados rincones del alma.
Indagaste en nuestras vidas,
nos reflejaste en tu prosa literaria,
para siempre son nuestras afecciones,
humanas esencias y patrañas.
No fue teatro ni sueño,
que en la guerra te enterraran,
queda tu pensamiento,
amado, poeta, y lágrimas.
Espíritu, poema inspirador de coraje y amor
Percibo el susurro del viento
en estas amadas montañas,
y necesito liberar el espíritu
para no sentir
que tengo la vida atrapada,
pendiendo en el destiempo
del tiempo que se apaga.
Necesito llegar con mis pasos
al confín mismo,
camino de los ojos de las estrellas
y de los límites
de más allá de la esperanza.
Emisiones, poema sobre la inmensidad para regalar en formato PDF
Claros ojos los tuyos,
rojos labios para soñar.
¿Tienes algo contigo que
bien se deba añorar?.
Blancos destellos de una vida,
dulces miradas hacia el paisaje,
contemplaciones al infinito.
¿Cuál será el sueño que
guarda su mente?.
El mundo le llama,
y nadie le quiere ayudar,
sufre sobre el frío suelo,
una pena grande y salvaje.
¿Recuerdas su mirada?.
¿Recuerdas sus canciones?.
¿Recuerdas su mar de lágrimas?.
¡Qué fácil es ignorar!.
Buenos días a las soledades.
Buenos días, vieja amiga.
¿Dónde están tus ojos?.
No los veo.
¿Dónde está tu rostro
en el firmamento?.
martes, 9 de septiembre de 2025
Cerebro dañado, poema en formato PDF para regalar
Cerebro dañado
Quienes aprietan los gatillos,
Y en tus ficticios galones,
domingo, 7 de septiembre de 2025
Poemas emocionales de un chico sin sentimientos
Claros ojos los tuyos,
rojos labios para soñar.
¿Tienes algo contigo que
bien se deba añorar?.
Blancos destellos de una vida,
dulces miradas hacia el paisaje,
contemplaciones al infinito.
¿Cuál será el sueño que
guarda su mente?.
El mundo le llama,
y nadie le quiere ayudar,
sufre sobre el frío suelo,
una pena grande y salvaje.
¿Recuerdas su mirada?.
¿Recuerdas sus canciones?.
¿Recuerdas su mar de lágrimas?.
¡Qué fácil es ignorar!.
Buenos días a las soledades.
Buenos días, vieja amiga.
¿Dónde están tus ojos?.
No los veo.
¿Dónde está tu rostro
en el firmamento?.
sábado, 6 de septiembre de 2025
Poemas abstractos de mi subconsciente consciente
Hallado al borde de un alto acantilado,
sin horizonte alguno al frente,
sin luz que señale y ilumine,
la así densa y opaca oscuridad.
Mis ojos lo han encontrado muchas veces,
y ante tal encuentro,
he querido retroceder y volver atrás,
sin conseguir moverme,
sin vislumbrar el camino de regreso.
Y allá quedé mucho tiempo,
mirando a mi alrededor la oscuridad,
a la espera de la luz, de la iluminación,
a atreverme a palpar a ciegas el suelo,
de lo que está hecho bajo mis pies
el infierno.
Y al alba se ilumina el precipicio,
se clarifica la existencia
sobre la pendiente de la muerte,
y salí, y salí a perderme
por las extensiones
del mundo y de la vida.
Gran sonido ensordecedor, poema sin alma
Gran sonido ensordecedor que me llena los oídos y no dice nada. Infinita es la vida aún la muerte siempre presente, porque en el camino más...
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Los poemas de amor representan toda la riqueza de una vida. La fortuna o el infortunio contado en composiciones poéticas que reflejan la pas...
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Aún quedan lugares en el mundo donde el tiempo no corre, solo respira en ciertos sitios durmiendo entre las sombras y la luz de los Pirineos...










